domingo, 28 de junio de 2015

Chapapote en Tumaco


Los tumaqueños emigrantes No podemos seguir en silencio, debemos unirnos para alzar una sola voz mundial en contra de los flagelos del maldito Narcotráfico y sus cómplices violentos, que azotan brutalmente el ecosistema del pacífico colombiano.

El bienestar de nuestra gente, la salud de la fauna y flora y la libertad de sentirse inmensamente rico con ella, en medio de la pobreza absoluta, sólo puede estar en nuestras manos, en la de todos los tumaqueños. La tan anhelada Paz de nuestra tierra hoy llora un desastre ecológico, ayer lloró una masacre en medio de diálogos, inocuos, en tierras tan lejanas; mañana también lo hará por los resultados de una incesante corrupción ¡Culpables todos!

Culpables también quienes en silencio seguimos buscando nuestro pan de cada día sin pararnos a pensar qué sería de nuestra región si rompiésemos barreras, si rompiésemos cadenas, si rompiésemos con esta rácana idiosincrasia colombiana que pasa por alto tal descalabro social, pero celebra y celebra y celebra....

Quizá si nos parásemos a reflexionar: "Y si sembrásemos semillas entre todos y todos cosechásemos y compartiésemos y amasásemos y horneásemos y nos sentásemos juntos a la mesa?"... ¿Qué pasaría?

¿A qué o a quién esperamos?

"¡La paz está en nuestras manos!", la paz está en la toma de consciencia por la importancia de la inversión en la justicia social, la paz está en los valores de la educación en nuestros jóvenes, la paz está en lo que siembro yo mismo en el día a día y construyo con mis propias manos, con los escombros de aquellas barreras y cadenas que, juntos, estamos llamados a volver añicos. Conectemos, asociemos, organicemos, cooperemos, colaboremos, construyamos, consolemos... conspiremos para un mejor Tumaco.

Desde hoy me uno a cualquier iniciativa en pro de rescatar la flora y fauna de nuestra cultura tumaqueña, sus tradiciones, sus raíces, las mías, las nuestras. Ya no pueden existir rivalidades políticas, raciales, sexistas o machistas, ideológicas... Después de ver impasibles como la ultima gota de petroleo derramada en nuestra tierra ha traído la desolación, la tragedia, la desesperanza, ¿aún se puede pensar que vale la pena enfrentarnos o seguir en silencio?

Ya habrá tiempo para callar o discutir mañana, después de recoger aquella última gota de chapapote.

 German Dario Ricaurte Garcia
Panadero de la vida